Científicos descubren un lago con forma de corazón tras erupción volcánica
En el estado de Washington, junto al imponente Monte St. Helens, se encuentra un lago con una forma inusual que lo hace destacar en las imágenes satelitales. Se trata de Spirit Lake, un cuerpo de agua que fue transformado drásticamente tras la catastrófica erupción volcánica de 1980.
Antes del desastre, Spirit Lake tenía una forma más estrecha, con dos brazos de agua conectados por un paso angosto, asemejándose a la parte superior de un corazón. Sin embargo, la violenta erupción del Monte St. Helens y el deslizamiento de tierra que la acompañó modificaron su geografía. La explosión elevó el nivel del lago en aproximadamente 60 metros y amplió su superficie a unos 11.5 kilómetros cuadrados. Como resultado, la cuenca adoptó una forma más parecida a un corazón completo.
La erupción del Monte St. Helens: un evento devastador
El 18 de mayo de 1980, un terremoto de magnitud 5.1 desencadenó una erupción sin precedentes en el Monte St. Helens. Primero, el colapso de la ladera norte del volcán provocó el mayor deslizamiento de tierra jamás registrado en un entorno terrestre. Luego, una explosión masiva lanzó cenizas, rocas y lava al aire, causando estragos en la región.
El desastre cobró la vida de 57 personas y ocasionó daños estimados en mil millones de dólares en ese momento (aproximadamente 3.8 mil millones en la actualidad). Spirit Lake, que antes era un popular destino turístico con campamentos y cabañas en sus orillas, quedó sepultado bajo toneladas de escombros volcánicos.
A pesar de la magnitud del desastre, la naturaleza ha demostrado su capacidad de regeneración. Tras la erupción, el lago quedó aislado, sin una salida natural de agua, lo que provocó un aumento continuo de su nivel hasta 1985. En ese año, los ingenieros construyeron un túnel de drenaje de 2.5 kilómetros de largo para evitar inundaciones en el valle del río North Fork Toutle.
Inicialmente, se pensó que la vida en Spirit Lake tardaría décadas en regresar, ya que las aguas estaban privadas de oxígeno y cubiertas en un 40% por árboles arrancados de raíz. Sin embargo, en 1983, los científicos detectaron la presencia de fitoplancton en la superficie del lago, lo que inició un proceso de recuperación del oxígeno y permitió el regreso gradual de la vida acuática.
Hoy en día, los investigadores continúan monitoreando Spirit Lake para comprender mejor cómo los ecosistemas pueden reconstruirse tras desastres naturales. Aunque el lago ya no es accesible al público y se prohíben actividades como la pesca y la natación, su evolución sigue siendo un testimonio del poder destructivo de la naturaleza y su asombrosa capacidad de regeneración.